Excursion Mortal

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Todo empezó una semana antes de verano, en esa típica semana en la que no pegas ni chapa en los estudios y te dedicas a salar las clases (bueno, a salar más todavía). En ese tiempo, un coleguita y yo que nos conocíamosdesde la infancia planeamos hacer una excursión. Pero esta no iba a ser como ninguna de las anteriores, nada de ir a la montaña a acampar y pasárnoslo bien haciendo sufrir a aquellos conejitos inocentes, esta vez ¡NO!, esta veztenía que ser algo grande, algo que nunca hubiéramos hecho. Decidimos ir a Benicasim, un pueblo tranquilo en invierno, pero que en verano se llena de hermosas mujeres y molestos viejos extranjeros. En éstos últimos fue dondeKonlaca y yo fijamos nuestro objetivo.Tras preparar las maletas y coger el coche (me había sacado el carnet hace 3 dias) emprendimos el viaje hacia esta bonita localidad. Nada más llegar al hotel nos encontramos rodeados de bellas señoritas, pero nosotros pasábamosde éstas, pues no habíamos ido para ligar, sino para disfrutar de nuestros más salvajes pensamientos.De repente, bajó de un taxi una pareja de jubilados, éstos eran extranjeros, pero eso no nos importaba, la cuestión era que habían venido a disfrutar de unos dias agradables que nosotros no íbamos a permitir que pasaran. Konlacay yo nos miramos y pensamos: "Estas son las personas perfectas". Llegamos por detrás del matrimonio extranjero al hall donde se encontraba recepción. Nos acercamos hasta el recepcionista para cerciorarnos de la habitación queles habían dado a esa pareja de viejos. Les dieron la 535. Nosotros pedimos una habitación contígua a la de ellos, para tenerlos controlados y poder seguir sus pasos a cualquier hora del dia.Quisimos realizar el plan ese mismo dia, pero nos dió pena que no pudieran pasar las vacaciones como dos personas normales, es decir, vivas. Así que decidimos ir a por ellos el segundo dia.El dia siguiente, serían las 3 de la tarde, llamamos a su puerta. ellos nos hicieron pasar, parecían muy amables, pero no tanto como lo íbamos a ser nosotros con ellos. Nada más entrar mi amigo le pegó un puñetazo en la cara al viejo con el puño americano. Creo que le reventó la nariz, porque no paraba de sangrar y expulsar, al parecer, unos pequeños trocitos de hueso. La pobre abuela, se puso tan nerviosa que le entró un ataque de hiperventilación (para los que no sepais lo que significa, es que empiezan a respirar más rápido de lo normal y al final se ahogan). Yo, como había hecho un cursillo de socorrismo sabía un truquillo para aliviar este síntoma, y era atarle una bolsa en la cabeza, y así fué, pensado y hecho. Cogí una bolsa de basura y se la puse en la cabeza, haciéndole un nudo marinero para que no lo pudiera deshacer. A la vieja la dejamos en un rincón de la habitación, y así seguimos adelante con nuestro plan. Mi amigo, mientras yo me estaba encargando de la abuela, le había pegado una gran paliza al pobrealemán. Y es que mi amigo es un kbrón, cualquier alemán que vé, si se cruza por delante de él, se lleva paliza, y todo este odio a los alemanes viene a raiz de un lio que tuvo con una alemana que le dejó a los 3 dias.El señor este ya no se podía tener en pié, creo que le había roto la tibia y el peroné de la pierna derecha, y le había hecho una triada en la pierna izquierda al girarle la pierna 360º. El tio no paraba de gritar, y para quelas personas que circulaban por el pasillo no se percibieran de tal masacre decidimos practicarle una traqueotomía, extirparle las cuerdas vocales. No teníamos el material necesario para dicha operación, pero decidimos improvisar, así que saqué la navajita llavero que tenía y perforamos su cuello, con tan mala pata que se nos fué un pelín la navaja y pinchamos en la yugular. El muy cerdo no paraba de sangrar y nosotros no sabíamos como parar la hemorrágia, teníamos que hacer algo para que no se nos acabara tan pronto la diversión. Así que practicamos un torniquete de emergencia en pleno cuello. Creo que lo apretamos más de lo normal porque la cabeza del viejete empezó a hincharse. Para que se desinchara un poco decidimos sacarle los ojos. con los ojos, mientras agonizaba el viejo, decidimos improvisar una partida de canicas. Como siempre gané yo. Nuestro aburrimiento fué talque decidimos amputarle las dos piernas al abuelo y sacarle los dos huesos fémur. Los limpiamos un poquito e improvisamos un nuevo juego, esta vez jugamos a billar utilizando como tacos los huesos y como bolas los ojos.Pero se vé que los ojos no están hechos para jugar al billar, porque al primer toque se me quedó pinchado el ojo en el palo. Vaya mierda. Nada nos salía como lo habíamos planeado. No pudimos ni jugar al billar ni a las canicas, pues las pequeñas venecillas sueltas que se desprendían de los ojos hacían que éstos no giraran como un bolinche normal. Y el colmo de todo fue cuando nos dimos cuenta de que el viejo la había palmado. Ya ves, vaya mierda de viejos, estos no son como los jóvenes de ahora que duran más.
Muerto el viejo, sólo nos quedaba su señora. No nos habíamos acordado de que todavía tenía la bolsa en la cabeza. Habían pasado 15 minutos y suponía que no aguantaría tanto la respiración. Al quitarle la bolsa permaneció inmóvil. Nos dimos cuenta de que había pasado de tener hiperventilación a sufrir una parada cardio-respiratoria. No podíamos permitir que nuestra única diversión falleciera tan pronto. Decidimos practicarle el boca a boca y reanimarla. Y así fué, al cabo de 5 minutos reaccionó y empezó a respirar, lo habíamos conseguido. Habíamos reanimado a la mujer, y también nuestras esperanzas de seguir con la diversión.Como hacía un bonito día, decidimos disfrutar del paisaje y del deslumbrante sol. Como no sabíamos como sacar nuestra diversión (la vieja) de la habitación decidimos lanzarla desde la ventana de la habitación.Sabíamos que al llegar abajo ella seguiría ahí, pues al caer del 5º piso era seguro que un par de costillas se iba a romper. Y así fué, al llegar abajo ahí estaba. Intentaba pedir ayuda pero lo único que salía de su boca era sangre con algunos trocitos de hígado. Era impresionante, no habíamos pensado que la caida desde el 5º piso le podría haber producido una hemorrágia interna. la tía no se quejaba, el dolor debía ser tan inmenso que ni los más escalofriantes gritos podrían reflejarlo.A mi amigo, Konlaca, se le ocurrió una genial idea. Sacó la cuerda de escalar que yo tenía en el maletero del coche y se la ató a los pies. Seguidamente la ató a los bajos traseros del coche. Me dijo que ella haría el papel que hacen las latas atadas a los coches de los recién casados. A mi me pareció bien y decidimos dar una vuelta por la montaña. Puede que resulte extraño, pero nadie llamó a la policía al vernos pasar con el coche por medio del pueblo llevando detrás nuestro el cuerpo de aquella vieja. Supongo que pensarían que éramos los típicos turistas que se querían hacer notar y creyeron que lo que arrastraba era una muñeca. en fin, llegamos a la montaña y nos metimos en una especie de sendero lleno de curvas. emprendimos la marcha por aquel lugar a gran velocidad. Parecía que estábamos aciendo un rally.Decidimos parar, sabíamos que la señora estaría destrozada después del viajecito que nos habíamos pegado, pero hasta nosotros nos asustamos al ver aquel cuerpo. Estaba totalmente ensangrentado. De la cara solo quedabanpequeños trozos de piel. Estaba toda llena de pequeñas piedrecitas incrustadas en el cráneo. Era un símil a los anillos con diamantes incrustados, pero aquella imágen era mucho más agradable de ver. No se suele ver un aimágen así todos los dias, en cambio anillos con enormes piedras preciosas los puedes ver en cualquier joyería. Bajamos la vista y nos encontramos con un cuerpo totalmente deshecho, los brazos habían desaparecido, seguro que en cualquier curva mal tomada. Su tripa estaba destrozada, lo único que pudimos adivinar qué era fue su intestino grueso, pues ni riñón ni pulmón se le encontró. De cintura para abajo permaneció intácta. Bueno, eso de intácta es un decir, a lo que me refería es que no se le había amputado ninguna pierna, porque las múltiples fracturas hacían creer que tenían 7 u 8 articulaciones, y no las dos que se suelen encontrar en cada pierna (rodilla y tobillo). Como os podeis imaginar, la señora no sobrevivió y a nosotros nos aguó la fiesta. Pero, despues de todo, no nos pudimos quejar, pues la señora aguantó más que su débil marido.El resto de dias que estuvimos en esta bonita localidad lo dedicamos a disfrutar (no es que no lo hubiéramos pasado bien con la pareja de ancianos) de la playa y las bellezas que por aquí desfilaban.
Esta es la historia de unas vacaciones que, aunque planeadas, improvisamosen su momento.

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