Desde hace 3 años sufro de vez en cuanto, no sé muy bien, si un infierno o un paraíso. Ya no sé lo que es bueno, ni lo que es malo, ya no sé lo que adoro o lo que odio. De lo que estoy segura es que mi vida sexual hace mucho que dejó de ser normal.
Todo comenzó poco después de iniciar mi carrera de medicina, e inesperadamente mis padres tuvieron que marcharse al extranjero por motivos de trabajo, dejándome sola para que pudiera continuar mi carrera.
En el mismo momento que mis padres cerraron la puerta al marcharse, mi vida cambio. Para empezar me volví algo más puta, o mejor dicho, promiscua. Ahora tenía casa, y no tenía novio, pero follaba al menos 2 veces por semana.
Con este ritmo, al cabo de un año la verdad es que empecé a cansarme, ya que los tíos que me llevaba a casa eran básicamente gente de mi edad, y siempre hacíamos lo mismo, hasta que me dio por ligar con un tío mayor.
Menuda diferencia… fue con él con quien descubrí el bondage.
Pero igual que vino se fue; un día desapareció, nunca más volví a verle.
Ahora que conoces mis antecedentes sexuales, entenderás por qué me pasó lo que a continuación te contaré… no le busques lógica, ni quien, ni como, llevó 3 años pensando en ello y no lo he encontrado.
Pues bien, un día, a comienzos de verano, al llegar a casa sola por la noche, una furgoneta, se paró junto a mí, solo recuerdo que era blanca. Alguien, supongo que un hombre, me agarró por detrás y me puso un pañuelo en la boca, y una capucha negra. El pañuelo debía llegar cloroformo, por que en pocos segundos perdí el conocimiento.
Cuando desperté estaba tumbada boca a bajo en una especie de caballete en forma de aspa, hecho con 2 tablones, que me obligaba a estar con los brazos y piernas extendidos en cruz, la cabeza me caía, y mis pechos colgaban. Estaba completamente desnuda, salvo por la capucha que seguía cubriendo mi cabeza.
Una voz electrónica, la única que escucharé en todo el tiempo, monótona y desquiciante, comenzó a hablarme:
“Te conocemos, sabemos quien eres, donde vives, quienes son tus padres y donde están, tus amigos, incluso conocemos tus notas de la carrera”
“A partir de ahora, te trataremos como se te debería haber tratado. Tú, como el resto, eres un animal de granja y criado mantenido para que produzcas, para que trabajes… Sois los mejores esclavos que nunca hubiéramos pensado… esclavos que no sabéis que lo sois”
“Pero ahora que tu lo sabes, te trataremos como lo que eres, una esclava sin derechos, ninguno, si el de que estés viva.”
“Debes cumplir unas pocas normas:
- No puedes hablar, solo gritar, gruñir, gemir, o llorar.
- Deberás estar siempre perfectamente depilada: piernas, asilas, pubis, cabeza, solo conservarás tus cejas y pestañas.
- Deberás correr 10 Km todos los días, sobre esa cinta.
Tendrás al menos una comida al día, y 4 horas para dormir, y la posibilidad de que te soltemos, pero solo si comprobamos que lo que te haremos te gusta, es decir, te gusta sufrir. Si por el contrario, nunca llegar disfrutar, posiblemente no sobrevivas demasiado tiempo.
Si te preguntas qué es lo que te vamos a hacer… concretamente, si te vamos a violar, ya te aseguro que eso será lo que menos.”
En ese momento, alguien se acercó a mí y oí una maquinilla, y sus risas. Comenzó a afeitarme el pubis, sin ninguna compasión, como si lo hubiera hecho miles de veces… cuando terminó, palpó mi sexo, metiendo ligeramente su dedo índice entre mis labios. Sentía que no me lo había rasurado del todo, y se dirigió hacia mi cabeza; me quitó la capucha, me dio un puñetazo y me dijo: “Aun no has mirado, imagínate si llegas a mirar” Y empezó a afeitarme la cabeza, totalmente… yo que tenía mi pelo tan cuidado con una melenita morena preciosa… solo ví como caía en el suelo, al igual que todo mi vello púbico. Cuando terminó me sobo el cráneo comprobando que estaba tan suave como él quería. Se dirigió a mis axilas pero las llevaba recién depiladas.
En ese momento, me dijo “Empieza la fiesta, termina tu limpieza básica”. Y oí el sonido familiar de la Epi-lady que suelo usar para depilarme las piernas. Efectivamente, comenzó a depilarme las piernas empezando por pies, piernas, detrás de la rodilla, muslos, y empezó sin miramientos a arrancarme los pelos de la entrepierna, y por último metió el cabezal en medio de lo que antes era mi poblado pubis, donde aun quedaban muchos pelos a medio cortar. No puede evitar pegar un grito cuando comenzó a arrancarme el vello tan salvajemente, y no paré de hacerlo y de moverme hasta que ya no quedaron pelos que arrancar… el dolor que me quedó fue horrible. Pero no se conformaron con eso. Cogieron una botella de whisky y se pusieron a echarme su contenido sobre mi destrozado pubis y de vez en cuando me metían el cuello de la botella en mi vagina, produciéndome arañazos en mi fino sexo y un terrible escozor por el alcohol. Es escozor casi hizo que me desmayara ya no podía aguantar más.
Sentí de repente algo agradable, me estaban lamiendo el coño, quitándome el alcohol. Me estaba gustando. Era tan suave y refrescante… era una lengua grande y fuerte.
“Vas a ver lo que nosotros queramos, vas a oír solo lo que deseemos” Y me pusieron una especie de gafas con mini pantallas en los ojos y unos cascos en los oídos. No veía nada, no oía nada, hasta que empezaron a proyectar fragmentos de videos porno, y solo oía a las mujeres gitando.
De repente, se pararon los videos, pero no el sonido, y me vi a mi en el caballete, me estaban grabando con una videocámara, me enseñaron mi coño, total mente irritado, con algunos puntos sangrantes, y mi cabeza irreconocible. Parecía un maniquí, pero vivo. Y un gran danés negro, y grande como una persona…. Ahora caía en la cuenta… me ha lamido el coño un perro.
Enfocaron hacia una mesa, donde había multitud de objetos plateados. Luego dejaron la cámara sobre un trípode enfocando mi culo y parte de mi coño.
“Continuemos con la limpieza”
Me rociaron el ano con una crema transparente y untaron toda la zona abundantemente. Mostraron a la cámara una especie de consolador, que obviamente querían meterme. Era muy fino al principio y luego se ensanchaba durante 3 centímetros para volver ha hacerse fino. No tardé en entender para que servía.
Me metieron ese artilugio en el culo, al principio intente resistirme, pero cada vez me hacían mas daño… y algún puñetazo me dieron en el vientre… así que decidí dejarme hacer…por lo menos evitaría que me desgarrarán. La verdad es que hacía rato que me había hundido moralmente, estaba claro que estos tíos tenían medios y me tenía totalmente a su merced. Intentaría escapar en la primera oportunidad… pero hasta el momento… debía procurar que me hicieran el menor daño posible. Ahora recordaba, las palabras en todo de broma de mi abuela, cuando hablaba de una violación: “Relájate y disfruta”. No sé si podré hacerlo, pero parece que es mi único remedio.
Introdujeron el artefacto en mi virgen culo, hasta que llegaron al bulto, comenzaron a meterlo y sacarlo jugando con mi orificio, y de repente me empujaron el cacharro hasta dentro con bulto y todo; ahora ese había quedado atrancando… para eso era el bulto.. querían que eso se quedara ahí dentro.
El artefacto tenía una especie de boquilla y una llave de paso, donde conectaron una manguera. Querían hacerme una lavativa pero a lo salvaje. Sentí como entraba el agua en mis intestinos, al principio refrescante, pero cada vez sentía como iba subiendo hacia mi estómago, cada poco tiempo paraban de meterme agua y me dejaban, supongo que para que me acostumbra, y volvían. Cada vez me sentía más hinchada, tenía ganas de vomitar y obviamente de cagar. Mostraron a la cámara una pizarrita blanca que ponía: “10 litros, mañana 15”.
¡Dios mío pensé, estos tíos quieren matarme!
Me retorcía de dolor por la presión, incluso intentaba relajar mi esfínter para que saliera el artilugio de mi culo, pero ellos lo sujetaban fuerte, incluso llegaron a poner cinta adhesiva para que no se saliera. Y me dejaron allí sola, con un grifo clavado en el ano, con el culo y el coño lleno de cinta adhesiva. Siempre que se iban me dejaban viendo lo que parecía que eran otras chicas en mi misma situación… veía como se resistían, lloraban, gritaban, pero todas al final, sorprendentemente se dejaban hacer, incluso alguna parecía que disfrutaba.
“Hemos decido que te sobran 10 Kg y te faltan al menos 4 piercing”. “Así que adelgazaras”
¿10Kg? Si peso 65kg y mido 1.75m!
En se momento sentí como alguien me cogía de un pecho con fuerza, lo palpaba y hechizaba mis pezones. De repente sentí un fuerte pinchazo en mi pezón derecho, me estaban poniendo unos aros… luego vino el otro pecho. La verdad es que no dolió demasiado, luego se acercaron a mi cabeza, me la agarraron y me pusieron una especie de abridor que me obligaba a mantener la boca abierta, me sacaron la lengua con unas tenazas, y con un alicate me atravesaron la lengua para ponerme otro aro, esto me dolió muchísimo.
“Se te va hinchar la lengua muchísimo, pero no te preocupes no que ahorrarás, te queremos viva”
De nuevo conectaron la cámara, y vi que venían con varios tubos…. Dios mío, me van a intubar. Me metieron un tubo por la nariz hasta el estómago. Yo continuaba con aquel abridor, así que había bajo mi cabeza un charco de sangre y saliva.
“Vamos a jugar con tu estómago” Y empezaron a meter de nuevo agua, hasta que se llenó y me salía por la boca como si vomitara agua. Luego pararon, y empezaron a vaciármelo, de golpe, y volvieron a llenarlo, pero ahora con una pasta como alimento para niños, y volvieron a vaciármelo. Cuando ya se cansaron de verme sufrir medio ahogada, me quitaron el tubo, tenía dolorida toda la garganta y el estómago completamente revuelto, así que tenía arcadas, cosa que les parecía bastante graciosa.
Ya llevaba varias horas con el grifo en el culo, ya casi no me dolía, pero seguía con ganas de sacar todo aquello de mí.
Me inyectaron algo, y los 5 minutos, perdía la sensibilidad de las extremidades, y poco después de todo el cuerpo, pero no me dormía.
Me desataron, pero no podía moverme, y me ataron de las muñecas y me quedaron colgando… me vi por la video cámara, estaba horrible: calva, como un trapo, con el vientre como una embarazada, con lo orgullosa que estaba de mi vientre plano, y con ese grifo en el culo.
Pues me metieron en una especie de cubo de cristal, de 1’5m de largo, con la cabeza boca abajo, con el culo en pompa, y me dijeron “Quizás hoy mueras ahogada en mierda”
Y me quitaron de un tirón toda la cinta adhesiva, y de un bruscamente arrancaron el grifo de mi culo, saliendo un chorro de agua marrón que pronto inundó la base de esa caja de crista. El alivio se convirtió en agobio cuando toda la mierda y agua que salía de mis intestinos empezaba a llegar a mi boca, por suerte tenía la boca como 5 cm. sobre el suelo de esa caja, y podía respirar, pero mi nariz estaba sumergida parcialmente en ese asqueroso mejunje. Me tuvieron 10 minutos, hasta que mi cuerpo dejó de dar espasmos segundos de chorros de mierda que escurrían por las paredes de la caja, y por mis piernas, mi vientre y llegaban a mi cara. Cada vez se me hacía más difícil respirar, pero sentía que volvía la sensibilidad a mis miembros.
Cuando vieron que movía mis dedos pusieron sobre la caja una reja que candaron. Estaba encerrada en una caja de crista llena de mierda. Las gafas seguían funcionando y enfocaban a la caja. Como pude me di la vuelta. Ahora esta boca arriba, completamente rebozada en ese liquido con mierda flotando.
Vi como uno de ellos se sube a la caja y desde la reja comienza a mearme la cara y mis pechos. “Abre la boca” Me mandan. Obviamente me negué, e instantáneamente una brutal sacudida eléctrica me recordó donde estaba. Poco después se pone a cagarme sobre mí, intentando atinar en mi boca.
Así lo hicieron 4 hombres más, y una mujer, para cuando terminaron, estaba cubierta, hasta la mitad de mí, de mierda, agua, y meados.
“Te vamos a limpiar” Y metieron una manguera de agua en la caja, por lo que comenzó a llenarse rápidamente, se llenó tanto que para se rebosó, por lo que si quería respirar debía sacar mi boca por entre las regla, pero de vez en cuando me golpeaban con un palo en la boca.
Así me tuvieron por una hora, hasta que el mejunje se aclaró y las mierdas que flotaban se fueron.
Cuando aquella jaula se limpio, me obligaron a sacar las manos por fuera de la reja, y me las esposaron, obligándome a la incómoda postura, de estar con las manos en alto, y aun sumergida en agua, con únicamente los labios fuera para poder respirar. Era horrible la sensación de estar a punto de ahogarme constantemente.
Además me cogieron del aro de mi lengua y engancharon un mosquetón que ataron a la verja, teniéndome irremediablemente con la boca abierta, la lengua fuera y casi sin poder respirar por el agua, la saliva y la inflamación de mi lengua.
Debido a la postura y a las mil perrerías que me habían practicado en mi ano, este era incapaz de cerrarse completamente, lo iba haciendo poco a poco, pero tan lentamente que la presión del agua en la que estaba sumergida hacia que de nuevo se me metiera más agua en el recto. Tenía la sensación de estar constantemente cagando, es mas, así era, ya que de mis intestinos aun salía alguna que otra porquería que embadurnaba el fondo de la jaula.
Estaba agotada. Ya no sé las horas que llevaba despierta, sufriendo, lo único que quería era que me dejaran, al menos dormir y calentarme. La humedad del agua tantas horas, la mala postura y el sueño provocaron que estuviera totalmente entumecida.
Me sacaron de aquella caja volcándola, contra el suelo. Allí estaba yo, acurrucada en el frío suelo, empapada, sin poder moverme, desnuda, y completamente rapada. Realmente era un desecho, y se encargaban en recordármelo continuamente.
A base de patadas en mi vientre y espalda me obligaron a arrastrarme hasta una mesa. No tenía otra elección. Era incapaz de levantarme del suelo, por lo que ni mucho menos de salir corriendo.
De nuevo me cogieron 2 de ellos y me subieron aquella mesa. Tenía la pinta de una mesa de torturas. Me ataron las muñecas y los tobillos con unas cintas mucho mas largas que las del caballete, estas me daban la oportunidad de moverme unos 20 cm. También me pusieron un collar, de cuero y tachuelas, con puntas, como los que se ponen a los sabuesos pero era demasiado ancho y estaba demasiado apretado, me ahogaba.
“Ahora te lo vas a pasar bien”
Sentí como de nuevo me untaba tanto mi coño como mi culo con crema. Y me enseñaron lo que me iban a introducir: 2 consoladores a cual más grande. Empezaron por mi culo, ya dado de sí. Pero la rigidez de ese bicho me sorprendió. Me sorprendió que me gustara sentir su penetración… y se me escapó un gemido. A continuación me metieron el otro. Conectaron los 2 a la corriente eléctrica y les pusieron en marcha… la verdad me encantaba después de tanto sufrir… pero poco a poco la fuera de esos consoladores iba en aumento… cada vez más… y ví como todos los tíos se marchaban de la habitación y me daban allí sola con el Gran Dates y esos consoladores.
Me estaba gustando demasiado, me estaba excitando…. ¿sería como aquellas otras que les gustaba esto? No lo sé, pero lo que sí se es que me corrí, allí mismo… lo malo es que los consoladores continuaban con su trabajo, y era incapaz de recuperarme de este primer orgasmo y ya quería llegar otro.
Mis gritos y mis fluidos sexuales debieron despertar el libido del animal, que no solo era grande sino muy listo, eso o ya había estado más veces en una situación así, por que tirón del cable de los consoladores, sacándome el de mi coño, que estaba totalmente empapado, el otro seguía rugiendo dentro de mi culo.
El bicho comenzó a lamerme el coño… otra cosa que me encantaba… empecé a pensar que esto no iba a estar tan mal después de todo. Para que haber hablado, por que el chucho se subió de un brinco a la mesa, y con una agilidad increíble se puso a penetrarme con ese pene gigantesco que tenía. Yo quise quitármelo de encima, pero era imposible, demasiado grande y demasiado salido.
Sus babas me caían en la cara y su pene rojo penetraba sin dificultad ni cuidado en mi cuerpo. Esos envites y esa profundidad que nunca había sentido hicieron que irremediablemente me volviera a correr… me dolía la cabeza de tanto orgasmo seguido… pero el perro seguía sin descanso, hasta que sentí un fuerte envite que me hizo gritar de dolor y un chorro caliente que inundaba mis entrañas y rebosa por entre mis piernas…. Y resbalaba hacia mi culo aun con el otro consolador aun agitándose.
Me dí cuenta de que me había dormido cuando me despertaron rociándome con agua fría de una manguera. Sabían perfectamente que su perro me había violado (más o menos) y comenzaron a limpiarme como si fuera un coche: con una manguera, una esponja gigante y mucho jabón, luego me hicieron una lavativa de mi vagina para limpiar el abundante semen del chucho.
Algo malo me tenía cuando se pusieron a secarme con tanto esmero. Efectivamente, sin ningún aviso sentí como con unas pinzas aprisionaban mi clítoris y poco después un penetrante pinchazo anunciaba que me había puesto otro aro. Pero repitieron esta operación 4 veces más, poniéndome 2 aros en cada labio. A continuación, con una cadenita de plata pasaron por todos los aros…. y apretaron, o sea que me cerraron el coño. “Así no te volverá a follar el perro”
En esto que alguien, me abrió la boca, de nuevo me pusieron un mosquetón, pero más pequeño que agarraba el aro de mi lengua, ese mosquetón estaba atado a una cadenita. De golpe una tía se subió a la mesa y me puso su coño en mi cara, estaba tan cerca que pude oler ese olor penetrante a fluidos, y se pasó la cadena a través del aro que tenía en su clítoris y se lo enganchó a otro que tenía en un pezón. “Cómeme el coño” me dijo. Yo inevitablemente con la lengua fuera de mi boca un coño sobre mí, y esa cadena que guiaba mis movimientos me resultaba inevitable pasear mi lengua por la raja de esa señora, cosa que yo nunca había hecho…. Incluso me producía asco el pensar en una relación lésbica, pero en estas circunstancias es lo mejor que me podía pasar. Su coño lo tenía perfectamente afeitado, tan rasurado que parecía que nunca hubiera crecido pelo en esa zona. La verdad es que estaba empezando a coger gusto a esto. Ya que estaba en esta situación tan patética intenté mejorar mi posición comiéndola el coño con ganas, y procurando darla placer.
La verdad es que debía hacerlo bastante bien por que gritaba como una loca mientras mi pequeño mosquetón golpeaba a su arito, lengua contra clítoris. En uno de esos berridos, se debió correr, por que sentí como salía de su conchita un líquido espeso que empezó a llenar mi boca. Me había olvidado por un momento de donde estaba y lo que me estaba haciendo, cuando en pleno orgasmo, se dejó caer, apretando su entrepierna sobre mi boca, sentía como mi boca se daba de sí, mi mandíbula no daba más, yo no podría hacer nada, hasta que aflojó un poco la presión, y soltó su grifo. Mi boca comenzó a llenarse rápidamente. Me estaba meando en la boca. Quería me lo tragara todo su meado; me tapó la nariz. No pude evitar toser cuando no pude aguantar más la respiración y toda su meada salpicó su vientre, mi cara, encharcó mi pelo, no podía abrir los ojos, me escocían, seguía su chorro caliente, casi ardiente en mi boca, tuve que tragarlo, no tenía otro remedio. A ella parecía darle más placer el verme tragar su meada que el coni lingus que acababa de hacerle.
Como esperaba, sus vejaciones no habían terminado, pero cada vez iba a más, creo que en fue en este momento cuando me volví loca, o mejor dicho, como soy ahora, cuando toqué fondo, es decir, cuando me empujaron al fondo de la perversión.
Mi nueva violadora después de descargar su vejiga sobre mi boca, se dio media vuelta y con las piernas abiertas sobre mi cabeza siguió restregándose su coño sobre mi cara mientras jugaba con los aros de mis genitales y un consolador que metía y sacaba sin compasión y sin pensar que mi útero tenía fondo. Cada vez me metía el consolador más a dentro y más dentro. Mientras se frotaba contra mi cara, se incorporó, me agarró los pezones y sentí como su culo se abría frente a mi cara y comenzó a soltar mierda sobre mi jeta, líquida y mal oliente. Mientras se cagaba en mi cara, seguí restregándose, adelante y atrás, untándome toda la cabeza con su mierda.
Cuando terminó, me exigió que le limpiara el culo con la lengua, pero su culo estaba tan embadurnado como toda mi cara, y la visión me produjo ganas de vomitar.
Cuando tiró del aro de mi lengua para obligarme a lamer su culo, y saboree por primera vez el repugnante sabor de la mierda humana, una abundante arcada salió de mi garganta. Obviamente lo único que tenía en el estómago era su meada. A ella la pareció maravilloso lo que acaba de hacerla, pero no me perdonó el que la limpiara el culo a lametazos.
Me dijeron que me había portado muy bien, por lo que me darían un premio… desatarme y llevarme al “Cuarto de las Ratas”. Yo no sabía si alegrarme o temblar de miedo…..
Me pusieron de nuevo una capucha negra y me ataron las muñecas y los codos, como si tuviera un único brazo; e hicieron lo mismo con mis tobillos y rodillas. Me tiraron al suelo bruscamente y con patadas y golpes con varas me guiaron hasta una habitación en la que lo primero que me llamó la atención fue el olor cerrado, o mejor dicho, una habitación en la que hay alguien y no se ha ventilado en mucho tiempo.
Me desataron los brazos y las piernas, pero me dejaron la capucha puesta. Yo temía hacer cualquier movimiento. Cuando escuché que se cerraba la puerta, me quedé escuchando atentamente, en la misma postura en la que me habían dejado. Al cabo de un rato, me convencí de que había alguien más, pero no era de ellos.
De golpe se escuchó como se encendía una televisión y comenzaban a oírse gritos. Me quité la capucha. El brillo de la televisión me cegó. Cuando comencé a acostumbrarme ví que lo que estaban pasando era la tortura de otra chica. Fue en ese momento cuando me dí cuenta de lo que me estaban haciendo era lo mejor que me podrían hacer. Esa tortura era mil veces peor que la mía.
La chica era muy guapa. Tenía pinta de que acaba de salir de la discoteca, por que estaba muy arregladita. Medía alrededor de 1’75 m, con una melena castaña y muy rizada y abundante que le llegaba por debajo de los hombros. No tenía demasiado pecho, ya que era muy delgadita, pero con bonitas curvas. Llevaba una camiseta de lycra negra, unos pantalones rojos y sandalias rojas.
La ataron a una silla frente a la cámara. Y comenzaron a pegarla, primero tortas, luego pellizcos, después puñetazos, continuaron con varas en la espalda, manos, pies, vientre, pechos, y cara.
Con unas tijeras empezaron a desnudarla, rajándola la ropa, así en 30 segundos quedó completamente desnuda.
De nuevo, como a mí, lo primero que la hicieron fue quitarla los pelos del coño. Pero a ella se los quitaron como a los cerdos: quemando. Tenían un soplete de fontanero y se lo pasaron por al entrepierna. La chica la verdad es que tenía el coñito recortado pero muy abundante, así que aquello ardió con rapidez pero no debió producirla demasiada quemadura pero gritó como una loca, supongo por la impresión de ver tus genitales en llamas.
Se vio que la inyectaron algo en el brazo y que esperaron unos segundos. Pensé que era anestesia para evitar escuchar sus gritos, pero ni mucho menos, era un excitante y un sensibilizador sensorial. Para probarlo la pellizcaban los pezones, y gritaba como si la estuvieran matando. Y fue entonces cuando empezaron a matarla, pero haciéndola sufrir lo máximo posible.
Cogieron su pie, y con unas tijeras de jardinero la cortaron los meñiques, la chica pegaba unos terribles aullidos. La sangre no era demasiado abundante pero era muy espectacular. A continuación con un gran mazo la machacaron los pulgares, se retorcía de dolor. La daban 2 golpes por cada dedo, en el primero se reventada la carne y se machacaba la uña, con el segundo golpe normalmente pulverizaban los husecillos. Enfocaban a sus pobres pies, se veían hinchados y morados, y con los dedos la colgaban inertes y sangrantes. Pero lo peor aun no había llegado, cuando se había recuperado un poco de gritar, la cogieron de un pie y con un bisturí y unas tenazas empezaron a despellejarla el pie. Empezaron por la planta, la arrancaron la planta del pie de un tirón, imaginare que dolor, tanto que la chica se desmayó.
Con toda la planta en carne viva, empezaron a jugar con los tendones, es decir, a cortárselos, uno a uno, hasta que quedó el pie únicamente sujeto por el hueso.
La reanimaron, y lo primero que decía, o mejor dicho, gritaba la pobre chica era: “No siento mi pie, no siento mi pie…”
Entonces la comunicaron que la iban a convertir en la mujer perfecta, con la que todo hombre desearía follar.
No se lo que pensó la chica pero al principio pareció tranquilizarla. La iba a dar igual, por que estos tipos no se detienen ante nada, y menos ante suplicas, lloros y ruegos; es más, eso es lo que les gusta.
La dijeron: “La mujer perfecta, debe querer follar siempre, debe tener unas buenas tetas, se debe dejar sodomizar, y la debe chupar perfectamente, es decir su boca debe ser como un coño pero con lengua”
A partir de ese momento comenzó su transformación. Empezaron a meterla al parecer hormonas para que la crecieran los pechos.
Para impedirla que saliera decidieron “inutilizar sus manos”. La chica cuando lo oyó, rompió a llorar, pero gritaba como una loca cuando vio que traían dos batidoras de vaso, de esas de las películas.
Con la mano derecha se la metieron en la batidora hasta que tocaba perfectamente con los dedos las cuchillas, entonces la encintaron la mano a la batidora pero no la enchufaron aun. Con la mano izquierda la escondieron el índice y el pulgar, y repitieron la operación, pero esta ocasión no quería destrozarla toda la mano.
Sabían que cuando conectaran las batidoras la destrozaría las manos y se desmayaría del intenso dolor, pero querían hacerla sufrir, y que en ningún momento se escapara de la tortura, aunque solo fuera en la inconsciencia; por eso la inyectaron adrenalina, lo mismo que se les da los que no se despiertan de la anestesia.
Instantáneamente puso unos ojos de loca, había recobrado las fuerzas de golpe, se movía muchísimo. Entre 2 hombre la amordazaron la boca para que no se mordiera la lengua, o mejor dicho, para que no se la tragara.
En ese instante conectaron las 2 batidoras a la vez. Ella no podría chillar, pero botaba sobre la mesa.
Las garras se llenaron instantáneamente de sangre negruza. Comenzó a salpicar un poco. El chillido de los huesos contra las cuchillas era horrible. Se oía como los trituraba y como picaba la carne de los dedos y la mano.
A los 2 minutos apagaron las batidoras.
La hicieron sendos torniquetes en los brazos para que no se desangrara. La quitaron las batidoras, y lo que salio de allí fueron dos muñones ensangrentados, de los que colgaban piel, coágulos de sangre, y algún tendón.
La mano izquierda había quedado “bastante bien” ya que se salvaron los dedos que quería que salvara. Pero la derecha había quedado completamente destrozada, o mejor dicho “batida”.
Echaron el macabro puré en un bol de cocina, la vendaron la mano izquierda, pero con el brazo derecho estaban dispuestos a seguir jugando.
Ahora encendieron la batidora y la metían lo que quedaba de brazo en ella, destrozando definitivamente su muñeca y subiendo por el brazo. Parece que estaban decididos a picarla el brazo de esa manera. Y lo medio consiguieron, ya que se les rompió las dos batidoras antes de llegar al codo.
Toda la carne, sangre, y hueso picado lo almacenaba, evitando que se coagulara.
Durante todo este tiempo la chica estaba perfectamente despierta, y no paró de moverse intentando librarse de sus torturadores.
Dijeron algo de que había que arreglar aquel estropicio y terminar la transformación.
Querían dejarla sin piernas ni brazos. Uno de los tíos cogió un hacha, otro una catana, y otro una sierra de madera. El del hacha partió el codo derecho de un golpe seco, ya habían dejado el antebrazo. El que tenía la catana hizo lo mismo con la pierna derecha pero justo sobre la rodilla. Cuando terminaron de hacerla el torniquete, el de la sierra empezó a cortarla la pierna, pero desde abajo hacia arriba, metió el disco cortante entre los dedos del pie, cortándola el el pie, el tobillo, separándola el cubito y el radio hasta que llegó a la rodilla. Una vez allí, la corto la pierna a la misma altura que la otra.
Y la dejaron descansar. Se vé que la cinta continuas algunas semana después.
Estaba hecha un guiñapo. La transportaba en una camilla. Era impresionante.
La cara la tenía relajada, estaba guapa, reciente afeitada la cabeza. La habían crecido los pechos muchísimo, tendría ahora una talla cien, desde una 85 de antes.
Al llegar a la altura de la mesa de torturas, ella sola se poso sobre la mesa, sabía lo que iba a pasar, pero se la veía tranquila y con ganas.
Con los 2 dedos que la quedaban de la mano izquierda se los metió en la boca y se sacó una dentadura postiza. La habían arrancado todos los dientes de la boca.
Acto seguido entraron 2 hombres y una mujer. La mujer acarició un poco a la chica, pero los hombres comenzaron a desnudarse. La mujer roció de aceite a la chica sobre todo en la zona genital y en los pechos. Cuando hubo terminado, se sentó y observó como los hombres la penetraban sin compasión, uno por el lampiño coño y el segundo por la boca. Se veía que la chica hacía esfuerzos para chuparla lo mejor posible, cosa que agradecía el hombre.
A los 15 minutos se corrió dentro de ella el tipo que la estaba follando, pero el otro cuando sintió que se iba a correr, en vez de hacer que se tragara su leche, se la metió de una fuerte envite en el coño, corriéndose este segundo también dentro de ella.
Durante las siguientes 2 horas estuvieron entrando tíos así: todos corriéndose entro del pobre coño de la chica, alrededor de 10 o 12 hombres. La escurría chorros de semen desde su vagina hacia el culo, la entrepierna.
Cuando hubieron terminado todos los hombres, fue la mujer y la metió los dedos ente sus labios vaginales y sacó un gran coágulo de semen que se metió en la boca y escupió en la cara de la chica.
Me quedé helada cuando la mujer que “cuidaba” de esta orgía dijo: “¡Que ganas tengo de que llegue tu bebé! A estas alturas ya debes estar fecundada, así que en 9 meses lo tendremos.” O sea, la estaban usando no solo como un objeto de placer, sino como incubadora para reproducir a sus esclavos… pensaba que era el colmo de la barbarie.
Cuando terminó el video se rebobinó la cinta y volvió a empezar. El horror y la curiosidad, me habían impedido observar con detenimiento la “celda” en la que me encontraba. Era la típica bodega sin cuidar, llena de suicidad, basura, que luego vi que eran huesos, parecían de personas, algunos rotos, otros aun unidos, todos amontonados. Una voz desde la oscuridad me dijo: “Esas fueron las primeras, hasta que aprendieron a no matarnos y hacernos sufrir infinitamente”
Me fijé y estaba acurrucada en el suelo, la chica del video, pero embarazada, lo habían logrado esos hijos de puta. Habían pasado varios meses desde la grabación del video, la habían crecido aun más los pechos, y su barriga era tremenda, parecía que tendría gemelos. Comenzamos a hablar:
- “Has tenido muchísima suerte – me dijo- a ti te han dado la posibilidad de convertirte en uno de ellos”
- ¿Cómo? – respondí sorprendida
- “Sí, oí como te decían que te soltarían si te gustaba lo que te hacían, y te aseguro que te termina gustando. Mírame, como me han dejado, y cada vez me excito más cuando me cogen para usarme. Llega a ser una droga… te acostumbras a ser el centro de sus atenciones, a sentir esas intentas sensaciones. Las caricias y los besos son demasiado suaves, ya no me producen ninguna reacción.” – No me podía creer que esto me lo estuviera diciendo alguien a quien la apuntaron las piernas, un brazo y varios dedos con extrema crueldad.
“Hace ya 2 semanas que no me usan, y tengo unas terribles ganas… además tú eres tan guapa… nunca lo he hecho con otra prisionera”.
Se me estaba insinuando, esta pobre chica; que aun tenía ganas de follar, con quien fuera. La verdad es que a mi no me importaba, sobre todo me excitaba follar con la persona que todo el mundo se había tirado, y para darme la satisfacción de hacer algo que yo quisiera, y no lo que me hicieran ellos.
Comencé metiéndola mi lengua en su boca, me dio un poco de asco, sobre todo la sensación de sus dientes postizos. Ellas se quitó la dentadura y buscó con su boca uno de mis pechos, como si fuera un cría que quiere amamantar. La verdad es que la sensación de ser chupado por alguien sin dientes es muy intensa y especial. Mientras me chupaba los pezones, metió los dedos que le quedaban de la mano izquierda en mi húmedo sexo, solo tenía 3 (el pultar, el índice y el corazón, pero a este último le faltaba la mitad), pero con una gran habilidad coló el resto de su mano dentro de mi vagina, acariciandome toda por dentro. Era una sensación maravillosa, pero siguió metiéndome la mano hasta la muñera y hurgando dentro de mí.
En ese momento, quizás advertidos por nuestros gemidos, entraron 2 hombres, comenzaron a insultarnos, y a golpearnos, pero la dijeron a Ana (la chica en cuestión) que no sacara la mano de mí. Que si tanto nos gustaba que siguiéramos.
- “Pero ahora, como castigo, – me dijeron- cómela el coño” Menudo castigo, pensé yo. Me di la vuelta y me acerqué a su coño. Estaba totalmente afeitado, como el resto de su cuerpo, pero lo tenía muy dilatado, y con los labios dados de sí.
Yo empecé a chuparla, y la merla sus labios, rechupeteando su clítoris y de vez en cuando metiendo la lengua en su vagina. Cuando llevaba unos 3 o 4 minutos me dieron una tremenda patada en las costillas, y me dijeron “Te hemos dicho que te lo comas, no que se lo chupes. Comer significa, morder y tragar…. “ y terminó la frase con otra patada en las costillas que me produjo como la anterior un intenso dolor que casi no me dejaba respirar.
Ana comenzó a gritar, diciendo algo del tipo “No, no me destrocéis mas”.
La verdad es que sus gritos me estaba excitando muchísimo… ahora tenía también la oportunidad de disfrutar de hacer daño de verdad a alguien.
Cogí, me metí uno de sus labios mayores, y dados de sí, en mi boca, me lo acerqué a mis muelas, y mordí con todas mis fuerzas. Pero la carne cruda no se corta tan fácil, así que tuve que morder y desgarrar, hasta que le arranqué aquel labio. La sangre comenzó a emanar desde el primer mordisco, tenía la boca llena de sangre, y la cara, ella todas las piernas, o lo que quedaban de esa basura subhumana. Yo comencé a masticar con fuerza y a tragar ese pedazo de carne, el canibalismo en vivo me estaba excitando como nada en el mundo.
Me acababa de convertir en uno de ellos.
Les pedí que me trajeran algo para cocinar a la plancha, por que no me gusta la carne tan cruda. Los tíos hacia rato que estaban disfrutando de verme como la mutilaba, y rápidamente me trajeron unas planchas para alisar el pelo pero modificadas, o sea, que calentaban más.
Quería cocinar el otro labio, pero sobre ella, y luego arrancárselo.
Cogí las planchas y aprisioné el labio entre ellas. El olor a carne chamuscada era tan agradable que me estaba dando hambre. Ana gritaba, casi tanto como cuando la machacaron las manos, pero lo bueno de esta ocasión era que lo estaba haciendo yo.
Cuando creí que ya estaba la carne en su punto, retiré las planchas, y uno de los tíos, llegando al colmo del sadismo, me dijo: “¿No quieres sazonarlo?” y me acercó un salero, que yo utilicé sobre aquel sanguinolento coño, por un lado sangrante y por el otro pálido de la carne cocinada. Parece que no la gustó nada a nuestra víctima la sal en esta nueva herida, pero eso alegraba más la situación.
De nuevo y de un bocado arranqué el segundo labio cocinado sobre la victima, el dolor era tremendo y la sangre abundante. Como estaba poco hecho, debí beber un par de veces un poco de sangre para poder tragar esa merienda.
“Te quedas el clítoris” Me dijeron.
Pero eso lo querían ellos, así que se habían traído unas tenazas que usaron para arrancárselo.
La acabábamos de amputar todo su sexo en un momento, y jamás había sentido tanta excitación.
Ya era uno de “Ellos”, sin ninguna duda. Pero sus vejaciones, torturas y perversiones no terminaron aquí, ni mucho menos.
b896 srv.ooolcoko.duckdns.org 14 Alte Und Neue Richtungen in Der
Geschichtswissenschaft by Karl Lamprecht
-
Republic circles nelson (everything = blain spires of thomas the black
gardner chris conan g. heir and gym. Maiden lisa of anna wideman kaye
(choose toli...
Hace 5 años.
0 comentarios:
Publicar un comentario